Francia y Marruecos mantienen una relación poscolonial relativamente relajada, pero no exenta de tensión, que corre el riesgo de salir a la luz cuando sus selecciones se enfrenten el miércoles en la semifinal del Mundial de fútbol de Qatar, buscando el rival de Argentina en la gran final.
“La relación es mucho más tranquila” que entre Francia y Argelia, pese a las inevitables tensiones puntuales y zonas oscuras, explica a AFP el intelectual marroquí Hassan Aourid, en vísperas de ese esperado encuentro que definirá el segundo finalista de la Copa del Mundo.
Para Auorid, “hay sin duda segmentos de la sociedad marroquí que tienen una relación muy afectiva con Francia, como la burguesía, la tecnoestructura, el cenáculo de los responsables políticos, etc.”.
Marruecos proclamó su independencia en 1956, con la que puso fin a cuatro décadas de protectorado francés y español. Desde entonces, pese a la competencia española, Francia es el primer socio económico de Marruecos y, de lejos, el principal inversor extranjero.
La cultura francesa sigue siendo además muy popular entre las élites del reino alauita, muchas de ellas formadas en centros educativos franceses. Casi 54.000 franceses viven en el país norafricano y un millón de marroquíes están instalados en la segunda economía de la Unión Europea (UE), lo que favorece las bodas y vínculos familiares muy íntimos.
Pero en Marruecos, como en el resto del continente africano, Francia ha visto cómo en los últimos años nuevos rivales han retado su influencia, como demuestra el auge de las escuelas estadounidenses, canadienses e incluso belgas.
Las jóvenes generaciones, en particular, prefieren el inglés “porque es la lengua de las nuevas tecnologías y las redes sociales” y “porque el francés se percibe como la lengua de las élites”, explica a AFP la escritora franco-marroquí Hajar Azell, que vive entre París y Rabat.
El Instituto Confucio, el equivalente chino de los Cervantes en lengua española, también progresa en Marruecos, así como los contenidos de las cadenas de televisión de los países del Golfo, especialmente entre las clases más populares. “Hay segmentos [de la sociedad] influidos por el panarabismo, por el islamismo, para quien Francia no es solo un país occidental, sino también el enemigo que controló y colonizó Marruecos. Hay un cambio”, asegura Aourid.
Para Béatrice Hibou, del centro de investigaciones científicas francés CNRS, “el ascenso de otras relaciones distintas de la francesa es inevitable y constituye un reequilibrio, también por la pérdida de influencia sobre todo económica y política de Francia”.
Esta pérdida de influencia se explica sobre todo por una política cultural y educativa francesa en retroceso en Marruecos durante las últimas décadas, según los observadores. “Las escuelas y liceos franceses, donde se acogía a los franceses gratuitamente y donde los marroquíes pagaban un poco, son ahora de pago y de manera absolutamente delirante para los no franceses”, subraya Hibou a la AFP.
La investigadora explica que la gente se dice: “Ya que hay que pagar, ¿por qué no envío a mi hijo a una escuela en inglés donde, tal y como está el mundo, tendrá más oportunidades?”.
¿Un desinterés francés?
Otro de los puntos de desencuentro es la decisión de París a finales de 2021 de reducir a la mitad los permisos de entrada concedidos a marroquíes, argumentando que Marruecos rechazaba readmitir a sus ciudadanos en situación irregular en Francia.
El gobierno marroquí calificó esta medida de “injustificada”, las oenegés cargaron contra una decisión “humillante” y los ambientes francófonos marroquíes denunciaron una “gran torpeza”.
Estas restricciones de visados “han embarcado involuntariamente a la sociedad civil en un asunto que la sobrepasa, alimentando un sentimiento de hostilidad hacia Francia”, declara a AFP el investigador marroquí Ali Bouabid, que teme que esto deje una huella duradera en la opinión pública.
El antiguo director de la Biblioteca Nacional de Marruecos, Driss Khrouz, expresaba en una entrevista reciente su preocupación por un posible desinterés francés por Marruecos. “El centro de interés de las élites francesas se ha desplazado a otras zonas, a otros temas, como Asia, Rusia, el Mediterráneo y el Atlántico (…) pese a que los intereses económicos entre Marruecos y Francia se volvieron más estratégicos”, lamentaba.
Este miércoles 14 de diciembre se encontrarán deportivamente en la semifinal del mundial, sin embargo, todos saben que los partidos de fútbol entre países sacan todo el nacionalismo que tienen guardado las personas. Se espera que el juego se viva con tranquilidad y que el resultado del partido no afecte las relaciones entre los ciudadanos franceses y marroquís.